La compensación de la huella de carbono, el camino hacia un entorno Net Zero

El cambio climático y, por ende, la variación de temperatura del planeta es, actualmente, una de las mayores preocupaciones que tiene la humanidad. En este sentido, la Organización de Naciones Unidas ha puesto el foco en el objetivo de ser carbono neutral de cara a 2050 y, de este modo, animar a las empresas a invertir en el desarrollo de estrategias y soluciones que permitan abordar la necesaria Transición Energética Global.

Sin ir más lejos, en el Acuerdo de París, un total de 195 países se comprometieron en adoptar medidas drásticas para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, el impacto medioambiental y aumentar la resiliencia de los ecosistemas.

De igual modo, en el marco europeo de la descarbonización y con el plan de acción para reducir las emisiones, denominado Green Deal, como base, se está postando por convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro del mundo. Además, la Unión Europea se ha comprometido a reducir las emisiones en al menos un 55 % de aquí a 2030 a través del paquete de medias “Fit for 55”. Toda una serie de diversas estrategias a nivel global, europeo y nacional que nacen el propósito de alcanzar la meta “Net Zero” en el entramado empresarial de cada país.

La compensación y los mercados de carbono

En este contexto de metamorfosis y emergencia climática, se están impulsando diversas soluciones para la adaptación y mitigación del cambio climático. Entre ellas, cabe destacar la compensación de la huella de carbono, que consiste en la financiación voluntaria por parte de una compañía de un proyecto ambiental con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que emite a la atmósfera.

Esta solución se suele utilizar como medio para alcanzar la neutralidad de carbono, es decir, un punto de equilibrio teórico entre la cantidad de dióxido de carbono que produce una compañía por motivo de su actividad y la cantidad de CO2 reducida gracias a un proyecto financiado.

Con esta propuesta, se apela a que el tejido empresarial tome decisiones relacionadas con la concienciación y sensibilización sobre el cambio climático y los impactos ambientales que produce para, así, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y emprender un futuro sostenible. En este punto, la compensación, que debe ser “responsable” con el objetivo de compensar aquellas emisiones residuales que no se pueden reducir para alcanzar el propósito “Net Zero”. Es por ello por lo que las compañías deben primero centrar los esfuerzos en reducir.

Como hemos apuntado, minorizar estas emisiones se ha convertido en una cuestión primordial a nivel global para mejorar la calidad de vida humana. Por eso, una manera de reducir estas emisiones es apoyar proyectos de compensación de la huella de carbono verificados en el mercado de carbono.

Estos sistemas de comercio surgen con la intención de obtener las reducciones de CO2 necesarias para emprender un futuro sostenible. Para ello, estos mercados permiten la venta o adquisición de los denominados bonos de carbono que delimitan la emisión de una determinada cantidad de CO2 o GEI. En definitiva, según el número de certificados del que se disponga, se tiene derecho a emitir una cantidad u otra de GEI en un año.

El camino hacia la descarbonización y como precepto, hacia la neutralidad de carbono debe estar construido bajo las premisas de medir, reducir y compensar la huella de carbono. Por ello, los proyectos de compensación son una de las vías indispensables para lograr mitigar el cambio climático.