¿Cómo alcanzar la máxima eficiencia energética de las instalaciones de los edificios?

El sector de la edificación en la Unión Europea representa más del 40% del consumo medio de la energía final, por lo que el fomento de la eficiencia energética en los edificios constituye una parte importante del conjunto de políticas y medidas necesarias para cumplir los objetivos energéticos marcados tanto a nivel nacional como internacional.

Para conseguir reducir el consumo de energía de las instalaciones de los edificios, edificio, es fundamental contar con sistemas de control sobre los elementos consumidores.

Edison Next cuenta con el servicio WhyB®: Analítica de edificios, formado por un grupo de especialistas en el funcionamiento de instalaciones, que asesora y ayuda a entender a los gestores de edificios, el funcionamiento de estos, así como distintas novedades que puedan surgir en normativas, suministros, etc.

La subida del precio de la electricidad ha acelerado que propiedades y gestores cambien sus estrategias y conciencien a sus usuarios de la necesidad de adaptar sus hábitos y usos. En el caso de los facility managers o propiedades, parte de las estrategias se basan en:

– Seguimiento y análisis del consumo energético. La monitorización de las instalaciones y su funcionamiento es básica para identificar puntos de ahorro.

– Optimización de la iluminación. Empleo de bombillas LED e implantación de sensores, ya que este tipo de bombillas pueden llegar a consumir hasta un 80% menos que otro tipo de iluminación más convencional. Asimismo, la instalación de sensores de movimiento en diferentes partes del edificio, especialmente en baños, pasillos, halls y parkings genera un ahorro energético, ya que garantiza que las zonas solo estén iluminadas cuando haya ocupación.

– Optimización parámetros de funcionamiento de los equipos. Ajuste de consignas y bandas muertas para evitar excesos de producción, además de la adecuación de lazos para garantizar el óptimo funcionamiento de los equipos.

– Aprovechamiento de la energía «gratuita», mediante la instalación de equipos de recuperación, que permitan mejorar las condiciones ambientales sin consumo de energía extra, gracias al aprovechamiento del calor del aire existente en el interior. Del mismo modo, fomentar el funcionamiento de equipos en freecooling para reducir el consumo de energía en la producción de frío.

– Producción por demanda del clima y no por ocupación. Haciendo que la producción se encienda cuando es realmente necesario (solamente cuando el clima demanda agua caliente/fría) se consigue una producción más eficiente y sostenible, evitando que se desperdicie energía. No siempre que hay ocupación es necesario encender la producción.

– Adelantarse a posibles problemas mecánicos, realizando un mantenimiento actualizado de válvulas y filtros.

– Información y concienciación a los usuarios, haciendo recomendaciones e informando sobre cuál debe ser el flujo de actuación:

o No abrir ventanas. Los grandes edificios cuentan con un sistema de ventilación regulado que mantiene el aire interior lo más limpio posible. En algunos casos, más punteros se mide la concentración de partículas para que el sistema regule buscando valores adecuados para la salubridad de los ocupantes. Si abrimos las ventanas en una zona urbana, por ejemplo, permitiremos que la contaminación del aire exterior

penetre, mientras mantenemos el gasto energético correspondiente a la ventilación, y también el de la climatización.

o Uso de la tecnología IoT y aplicaciones para la recopilación de datos de confort de los usuarios y su traslado a mantenimiento. Muchos espacios de trabajo albergan un gran número de personas conviviendo muchas horas, y no todas van a tener la misma respuesta ante las condiciones climáticas. De esta forma, y teniendo como pilar a la tecnología IoT, cada usuario puede trasladar a mantenimiento su petición mediante una aplicación, permitiendo a los técnicos realizar un seguimiento sobre el funcionamiento de la instalación y configurar esta de manera global en base a los registros.

Con toda esta información y la puesta en marcha de soluciones tecnológica, se habilita que los edificios funcionen mejor y sean más eficientes y sostenibles. Todo ello, se traduce en ahorros energéticos y económicos, así como en la disminución de la huella de carbono.