Road to Zero: La senda de la descarbonización

En el mundo empresarial e industrial, la descarbonización ha pasado de ser un objetivo a largo plazo a ser una exigencia a corto plazo, no sólo para alcanzar los objetivos de sostenibilidad medioambiental, sino que también para proteger la competitividad y garantizar su propia supervivencia en los mercados.

Pero, ¿qué significa descarbonización? Tras este término se esconde la intención y el objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) a cero, apoyándose en las nuevas tecnologías, las soluciones de eficiencia energética, el uso de fuentes de energía renovables y la aplicación de los principios de la economía circular para lograrlo. Se trata de un proceso que pretende convertir nuestros sistemas económicos en modelos sostenibles, cuyo objetivo final es el de lograr las cero emisiones a más tardar a mediados de este siglo.

Y, ¿cuál es la diferencia entre Carbon Neutrality y Net Zero? Estos son dos conceptos que a menudo se utilizan erróneamente como sinónimos, porque no existen definiciones unívocas que delimiten claramente sus fronteras, pero en realidad indican enfoques diferentes de la transición energética.

Por un lado, la Carbon Neutrality consiste en lograr un equilibrio entre las emisiones de carbono y la absorción de carbono. Este equilibrio puede lograrse de diferentes maneras, por ejemplo, financiando proyectos de reforestación, pero también reduciendo las emisiones mediante medidas de descarbonización.

Por otro lado, Net Zero se refiere a la actividad que pretende reducir no sólo el CO2, sino que también todas las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050. Además, el Net Zero también incluye la compensación de las emisiones residuales que no pueden eliminarse con medidas de descarbonización.

Para alcanzar la norma Net Zero, las empresas deben actuar sobre toda su cadena de valor, actuando sobre las emisiones de Alcance 1 (emisiones directas generadas por la empresa o una de sus filiales), Alcance 2 (emisiones indirectas relacionadas con la producción de la energía consumida por la empresa, como electricidad, calor, aire comprimido, etc.) y Alcance 3 (incluye todas las demás emisiones indirectas que genera la cadena de valor de la empresa). Por ello, las empresas que deciden unirse a la norma Net Zero fijan objetivos a corto, medio y largo plazo, con el objetivo de lograr reducir a cero sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.

Impulsando el Net Zero

Para las empresas, Net Zero se ha convertido en una especie de «revolución» inevitable. De hecho, las presiones para alcanzar estos objetivos son cada vez más fuertes; desde el entorno normativo con la Agenda 2030 de la ONU y el objetivo de neutralidad climática

para 2050, hasta la acción gubernamental y la creciente conciencia global acerca de la importancia de la sostenibilidad.

Las iniciativas al respecto también se multiplican. La proliferación de iniciativas como informes de impacto climático de organizaciones intergubernamentales autorizadas, campañas de sensibilización como Race to Zero y la definición de normas oficiales para lograr el Net Zero, evidencian un movimiento global hacia la descarbonización. Sumado a esto, factores económicos como el aumento de costos energéticos y la preferencia de los consumidores e inversores por productos sostenibles, aumentan también las acciones y medidas tomadas para alcanzar el objetivo.

¿Por qué la descarbonización es buena para las empresas?

Gracias a la descarbonización, no sólo se pueden reducir los costes energéticos y las emisiones en beneficio de la competitividad, sino que se pueden obtener beneficios intangibles que garantizan un retorno económico, pero para lograrlo, no solo hace falta inversión, sino que también un cambio, a veces radical, de mentalidad. El esfuerzo es duro, pero los beneficios a corto y largo plazo son enormes.

¿Cómo llevar a cabo la descarbonización?

Debemos seguir una estrategia que implique una combinación de soluciones que se desarrollen a lo largo del tiempo, equilibrando inversiones con un retorno a corto plazo, como la fotovoltaica, con otras más desafiantes y con un mayor impacto de descarbonización, pero con retornos prospectivos, como el hidrógeno.

Desde Edison Next proponemos la solución integral denominada Road to Zero, un camino hacia el Net Zero que consta de varias etapas.

La senda hacia la descarbonización empresarial inicia entendiendo el impacto ambiental en todas las áreas, considerando las emisiones de gases de efecto invernadero en Alcance 1, 2 y 3, siendo estas últimas más desafiantes al no provenir siempre de fuentes controladas por la empresa. Este primer paso inicia con la recopilación y análisis de datos a través de encuestas y auditorías para calcular la huella de carbono, identificar áreas críticas y establecer prioridades. Luego, se planifica una estrategia eficiente con objetivos de descarbonización acordes a las normas SBTi y una clara hoja de ruta para alcanzarlos. Colaborar con socios energéticos sólidos y confiables a la hora de diseñar y ejecutar esta estrategia es clave para asegurarnos su éxito y la consecución de los objetivos perseguidos.

No obstante, no hay una solución única para la descarbonización. La ruta debe ser adaptable, considerando opciones tecnológicas con diferentes niveles de madurez, cambios en el mercado y regulaciones. Además, la combinación de tecnologías que aseguren ahorros energéticos, económicos y medioambientales a corto, mediano y largo plazo es esencial.

Con todo ello, en Edison Next llevamos años promoviendo la descarbonización del sector público y privado, diseñando y ofreciendo a nuestros clientes soluciones que les

permiten alcanzar sus objetivos medioambientales y de descarbonización. Para ello, establecemos un plan de medidas tangibles que se adapten a sus necesidades, apoyándonos siempre de la innovación y la tecnología más avanzada.